martes, febrero 08, 2022

Bienvenidos

 


 


Bienvenidos todos: 50 Años

Por Dr. Víctor Nomberto Bazán

Proa Virtual se publica conmemorando los 50 años de Proa impresa. Nuestra promoción lleva el nombre del gran sacerdote Javier Balda Imirizaldu CM, asesor de la Promoción 1972 del Colegio Manuel Pardo de Chiclayo. Todos los miembros de la Promoción y egresados de nuestra alma mater están invitados a escribir en este vocero manuelpardino.

La mayoría de compañeros y egresados piensan que el nombre de nuestro colegio es por el Presidente Manuel Pardo Lavalle; sin embargo, la promotora  doña María Pardo Barreda tuvo, en realidad la intención de recordar a su hermano menor el sacerdote jesuita Manuel Pardo Barreda. A continuación la historia.

Manuel Pardo Barreda SJ nació el 19 de abril de 1877 en Chorrillos, décimo hijo del Presidente de la República Manuel Pardo Lavalle y de Mariana Barreda. Su padre, fundador del Partido Civilista, se desempeñaba como Presidente del Senado cuando fue asesinado en 1878; quedando huérfano al cuidado de su madre, al igual que de sus hermanos.

Tenía diez años cuando ingresó al Colegio de los Padres Jesuitas, realizando su primera comunión. En 1893 tomó la decisión de ingresar a la Compañía de Jesús, a pesar de la oposición de sus hermanos, uno de los cuales José Pardo y Barreda, llegó a ser Presidente de la República en dos períodos: 1904-1908 y 1915-1919.

Manuel viajó en un barco a vapor del Callao al puerto de Guayaquil, para luego atravesar por vía terrestre la Cordillera de los Andes hasta Quito; haciendo escalas en Ambato, Latacunga y Riobamba, e internándose en el noviciado de la Concepción de Pifo. El 21 de junio, fiesta de San Luis Gonzaga, Manuel vistió por primera vez la sotana jesuita.

Manuel Pardo fue un excelente novicio en opinión de su maestro el padre Garate, asumiendo la vida religiosa según la Regla de San Ignacio. Y en una carta del 15 de setiembre de 1893, dirigida a Mariana Barreda por el padre Lorenzo Sanvicente señala que Manuel “no piensa sino en Dios”. Siempre tuvo un sentido práctico “imitando a Jesucristo”, venciendo toda dificultad que se le presentaba.

Diversos testimonios, como los manifestados por los padres José Roesch y José Panizo Orbegoso, dan cuenta de cómo Manuel Pardo Barreda SJ era un auténtico seguidor de Jesucristo Resucitado.

El 13 de junio de 1895, solemnidad del Corpus Christi, Manuel hizo sus primeros votos en la Compañía de Jesús. Su mayor petición era “hacerme muy santo, que es mi única aspiración en esta vida” (1). Por humildad solicitó en una oportunidad ser hermano coadjutor, lo cual no fue aceptado por sus superiores.

Como estudiante se dedicó a la gramática, humanidades, retórica, filosofía y teología. No olvidemos que su abuelo fue Felipe Pardo y Aliaga, literato y Ministro de Relaciones Exteriores. Compuso el siguiente epigrama dedicado al apellido del padre Reyes:

Aquí yace ¡Oh vanidad!

un héroe que no fue conde,

duque, ni otra dignidad;

algo más, no fue por donde

un héroe por el mundo va.

Tampoco fue general,

ni legislador de leyes,

fue más que Gran Mariscal,

más que príncipe real,

pasó de rey y fue…Reyes.

Su año de magisterio lo realizó en el Colegio de Quito, donde permaneció en dos etapas: de febrero a junio de 1897 –por razones de salud- y de setiembre de 1900 a julio de 1901. Durante este período estimulaba el trabajo de equipo y el deporte en sus jóvenes alumnos. Y fundó una Academia de Filosofía con sus discípulos, sin olvidar santificarse a sí mismo para santificar a los demás. En 1897 recibe de Pedro Rafael Gonzáles Calixto, Arzobispo de Quito, la tonsura y las Ordenes Menores.

Admiraba a Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia; y al padre Francisco Suárez SJ. Tuvo preferencia por la Teología Moral y su mayor virtud fue la caridad. Fue así como contribuyó a pagar la deuda que los padres jesuitas tenían por el Colegio San José de Arequipa (2).

Manuel Pardo Barreda SJ en el camino a la santidad

“El sacerdote debe ir al pueblo, manteniendo contacto lo más posible con él” decía inspirado por León XIII. La misión del padre Manuel Pardo SJ se resume en lo siguiente: “No tengo en la vida, otro deseo que el de unirme, más y más a Dios, y trabajar por el mejoramiento del mundo”. Como ha señalado su biógrafo: era “un varón muy santo, devotísimo del Sagrado Corazón” y cuyo ejemplo de vida fue transmitido mediante una cadena de 110 emisoras en San Luis - Missouri y otros cuatro Estados de Norteamérica, con 200,000 radioyentes (3).

Según el jesuita Matthew Hale: “Pardo inmoló a Dios juventud, inteligencia, posición social, el afecto de sus seres queridos y, finalmente la salud y la vida. El Dios de su corazón fue su recompensa”.

El padre Manuel Pardo SJ se propuso “fundar un periódico católico y una universidad católica para que no se pierda el fruto de la instrucción secundaria” y su mayor preocupación fueron las vocaciones en Perú, Ecuador y Bolivia para la Compañía de Jesús.

Se le presentaron grandes dificultades: el 2 de abril de 1904 le detectaron tuberculosis; además, falleció el Arzobispo de Quito, quedando como único Obispo de Ecuador Arsenio Andrade de la Diócesis de Riobamba, quien lo ordenó sacerdote el 26 de julio.

Su primera misa fue celebrada el 31 de julio –día de San Ignacio de Loyola- en Quito. Ese mismo día era elegido democráticamente Presidente del Perú su hermano mayor José.

Manuel Pardo Barreda se trasladó en diciembre a Lima y luego hasta Arequipa. Luego de retornar a Lima, se embarcó en el vapor “Colombia” el 29 de marzo de 1906 rumbo a Guayaquil y Panamá, donde llegó el Domingo de Ramos, para transportarse en ferrocarril a Colón, donde tomó el vapor “Montevideo” para España.

Hizo escala en Curazao y San Juan de Puerto Rico. En Santa Cruz de Tenerife la salud del padre Manuel se agravó, llegando a desembarcar en el puerto de Cádiz donde entregó su alma al Señor el 11 de mayo.

Fue embalsamado y su cuerpo trasladado en el vapor Serapis al puerto del Callao donde llegó el 19 de agosto de 1906.  Sus restos fueron trasladados al cementerio en un vagón del ferrocarril, y colocados en el mausoleo de la familia Pardo, en presencia de su hermano el Presidente.

Notas:

(1) Carta del padre Manuel Pardo Barreda SJ del 11 de febrero de 1896.

(2) Carta del padre Manuel Pardo Barreda SJ a su madre, desde Quito, el 24 de abril de 1901.

(3) La familia Pardo Barreda fue la benefactora de la difusión del Apostolado de la Oración y de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en los Estados Unidos de Norteamérica, lo cual fue reconocido la noche del domingo 27 de abril de 1942, día de San Pedro Canisio y de Santo Toribio de Mogrovejo.

Bibliografía

Hale SJ, Matthew (1945). El Padre Manuel Pardo Barreda SJ. (1877-1906). Lima: Empresa Gráfica Scheuch.

Mücke, Ulrich (2010). Política y Burguesía en el Perú. El Partido Civil antes de la Guerra con Chile. Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos, Instituto de Estudios Peruanos.

Mc Evoy, Carmen (2007). Homo politicus. Manuel Pardo, la política peruana y sus dilemas, 1871-1878. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Instituto Riva Agüero, ONPE.

—— (1994). Un proyecto nacional en el siglo XIX. Manuel Pardo y su visión del Perú. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Nomberto, Víctor y Juan Ramírez Aguilar. Manuel Pardo Barreda SJ. Nueva Crónica 2 (Julio, 2013) ISSN 2306-1715, pp. 461-469. Escuela de Historia. UNMSM.

O’Neill, Charles Edwards SJ y Joaquín María Domínguez SJ (2001). Diccionario histórico de la Compañía de Jesús: biográfico-temático, Volumen 3. Madrid Universidad Pontificia Comillas.

Vargas Ugarte SJ, Rubén (1947). Vocación de santo: Manuel Pardo y Barreda de la Compañía de Jesús. Lima: Empresa Gráfica Sanmarti.

 

Javier Balda Imirizaldu: maestro, asesor, guía espiritual y amigo.

Por: Enrique Odar Rojas.

El Padre Francisco Javier Balda Imirizaldu, nació en la localidad de Lumbier, Navarra, España el 5 de Febrero de 1940. Sus padres fueron Lorenzo y Catalina. A los 17 años sintió la llamada de Dios y entró al Noviciado, ordenándose Sacerdote 10 años después, el 25 de Junio de 1967. A pedido suyo, la Congregación lo envía como Misionero a nuestro país. Estuvo en Tarma, Lima y Chiclayo, trabajando en parroquias, comunidades, colegios y clubes. Bordeando los 30 años de edad, se convierte en el Asesor, Guía Espiritual y entrañable Amigo de la pre promoción y Promoción 1972, del Colegio Manuel Pardo de Chiclayo. No solía hacer muchos aspavientos sobre su indoblegable amor por el Señor y su entrega total al ejercicio del sacerdocio, lo que hasta su último día de vida, sería su sello personal. Solía escribir lindas homilías que te hacían pensar y aceptar y defender tu compromiso para con Dios. Para el día de sus Bodas de Oro Sacerdotales, en Junio del año 2017, transcribió una conversación espiritual con Dios que nos muestra lo que guardaba en su corazón inflamado de amor:

¿Por qué me elegiste? Sólo tú lo sabes.

¿Por qué te dije sí? Porque no quise perder tu amor.

Hasta el día de su muerte, el pasado 24 de Abril, aceptó su frágil condición de salud, pero sin quejas ni remordimientos, sino más bien, con mucho agradecimiento por lo que le tocó vivir.

El Padre Javier, será recordado entre sus alumnos, como una persona risueña pero de carácter fuerte, vestido siempre de pantalón, polo y gorrito, agitando los brazos, gritando, derrochando energía, tanto en el salón, como en las canchas de deporte. Sentía que tenía muchas cosas por hacer e intuía que no tenía mucho tiempo; tal vez por ello andaba siempre apurado, como si antes de terminar de irse ya estuviera regresando. Nos corregía mucho, pero mirándonos a la cara, queriendo sacar lo mejor de nosotros. ¡Vamos hombre! servía tanto como una llamada de atención a concentrarse más en los partidos, escuchar con más atención en clase, o para motivarte a levantarte de nuevo, luego de un bajón emocional. Se molestaba seguido, pero sólo lo indicaba golpeándose con la mano su frente amplia y exclamando: Mi Madre, a lo que seguía una carcajada. Fungió de cupido y como ferviente amante del amor, contribuyó a unir y conservar muchas parejas que amenazaban desmoronarse por tonterías, que él sabía señalar, analizar y solucionar. Su aparente frivolidad y la desmesurada confianza que daba y exigía, no eran más que su fachada de guía espiritual encubierto, que creía en sus muchachos, que les aguantaba sus mataperradas pero con la seguridad que eran cosas nimias que estaban desarrollando a un buen cristiano.

 Javier tenía una forma muy especial de ganarse la confianza de sus alumnos, verdaderos hijos adoptivos, para que en el momento preciso pudieran soltarse y sacar a flote lo que llevaban dentro. No quería que cargaran penas, ni pesos innecesarios, exigía que perdonaras y te perdonases. Siempre estuvo ahí para escuchar  los problemas más grandes del mundo para uno, eran BOBADAS para él, que luego de recibir un jalón de orejas espiritual terminabas entendiendo, que sí pues, que él tenía toda la razón. De todos los sacerdotes y profesores laicos que tuvimos en nuestra vida escolar, probablemente él fue el más cercano, el que aunque no fueras a buscarlo, sabías que estaba disponible para ti, para lo que fuera, pero principalmente, para aliviarte. Los últimos dos años, tal vez por su larga afición al cigarrillo y por una caída peligrosa que le causó mucho daño a la cadera, estuvo viviendo prácticamente, en la Enfermería de la Parroquia de La Asunción en Miraflores, Lima y aunque fuimos a visitarlo un par veces, no nos recibió aduciendo que le habían prohibido recibir visitas que lo extenuaran.

 Javicho, era una persona excepcional, en todo el sentido de la palabra y lamento mucho que algunos no lo hubiéramos conocido a fondo y empezáramos a admirarlo, un poco tarde. Empecé a conversar con él, por teléfono, hace unos meses. No me dijo ingrato, que lo merecía, no se quejó del aparente abandono en el que lo teníamos, se alegró mucho por el contrario, cuando empecé a contarle de los grandes proyectos para la celebración de nuestras Bodas de Oro, de los que me dijo que eran atrevidos pero que él no esperaba menos de nosotros. Y cuando le dije, la primera vez, que queríamos nos acompañara en al menos dos de esas actividades, me dijo que no era posible, que no le darían permiso. En una segunda conversación cuando le insistí en el asunto me dijo:  no te hagas ilusiones, no creo poder llegar. A mediados de Enero, que conversamos por última vez, en una llamada que me dijo no debería pasar de 5 minutos porque así se lo indicaba la enfermera que lo cuidaba, conversamos más de 40 minutos. Me dijo que nos quería, que nos recordaba mucho, pero que aunque obtuviera el permiso para salir y acompañarnos a un almuerzo, aunque sea, él no lo haría, porque no pues, porque no quiero que me vean, enfermo y en silla de ruedas, ¡Que no es orgullo, hombre!, que es no querer perder el cariño grande que él sabía le profesábamos. Que quería ser recordado activo, enérgico, como se le conoció y se le admiraba.

 Descansa en paz, querido amigo. Y desde ahí, desde tu merecido sitio en la Gloria del Señor, sigue cuidando de nosotros, que sabes bien cómo lo necesitamos.

 

* Anécdotario


Iniciamos ésta sección que tiene por finalidad traer en el tiempo diversos hechos y circunstancias de la etapa escolar, que calaron en nuestras vidas. La idea es que todos podamos colaborar enviando artículos e imágenes relacionadas con la sección para compartirlos.

 



 

"La lonchera extraviada"

Por: Oscar Tafur Vidarte

Cursábamos el segundo año de primaria y yo me encontraba en la sección B, con la profesora Micaela Limo.

Ese año el colegio programó una excursión para nuestra sección, la que tendría lugar en una casa campestre en la localidad de Culpón, distrito de Leonardo Ortíz, para ese día nuestras mamás nos enviaron con un almuerzo guardado en los maletines de deporte que utilizábamos; no recuerdo si todos llevaron, como en mi caso, la comida en portaviandas, junto con los cubiertos y servilletas respectivas.

El sitio, para la edad que teníamos, recuerdo que parecía enorme y totalmente campestre, por lo que luego de bajar de la movilidad escolar, todos nos dedicamos a jugar hasta que los tutores nos llamaron para tomar nuestro almuerzo; lo que hicimos a la volada para seguir con nuestros juegos; en ese momento los más responsables terminaron de almorzar y ordenaron sus cosas para guardarlas nuevamente tal como las habían llevado, pero otros despistados entre los que me incluyo, simplemente dejamos nuestras cosas sobre la mesa y salimos corriendo a jugar dejando tirados los cubiertos, portaviandas y servilletas; todo eso trajo como resultado que muchos, retornáramos a nuestras casas con maletines vacíos, ganándonos tremenda reprimenda por tal irresponsabilidad; finalmente ese percance fue resuelto aunque en mi caso a medias, porque los profesores si habían recogido todo lo que habíamos dejado, en calidad de perdido y tuvimos la oportunidad de identificar todo o casi todo lo que dejamos. En mi caso recuperé el portaviandas nada más, palo para mí.

PD: Si alguna parte de la narración resulta incompleta o no exacta favor hacerla saber en sus comentarios.

  

* Fotos del recuerdo:


                                    Club de Teatro  

                                  

                                      Radio  y  Periodismo

    
                               El Mercurio Manuelpardino
 
 
 
                                        Bodas  de  Plata


                      Recuerdo Promocional Sección "A"
 


    *Aporte: Oscar Tafur  Vidarte y Coco Chullén     
   

* Arte y Cultura 

Por: Raúl Pastor Galvez

 

Maíz, misterio ancestral del sol,

de la milpa azteca y la incaica

andenería; mazorca, capullo

y enjambre donde duerme

el tesoro de nuestro pueblo

  

Guarda fragancia de ambrosía

y arreglos de vello y grano dorados

que maduran en vasija de barro cocido

los vahos sublimes elevados hacia los astros.

Ofrenda de los tallos donde duermen las alondras.

 

Entre las pircas de las vegas y las hileras de los nogales

los capulíes  acompasan el amor de las torcazas y las tortolas.

 
                            

* Amenidades:

    
😉 "NO DISCUTAS CON BURROS" (Fábula)

El burro le dijo al tigre:
- "El pasto es azul".
El tigre respondió:
- "No, el pasto es verde".
La discusión se calentó, y los dos decidieron someterlo a un arbitraje, y para ello concurrieron ante el león, el Rey de la Selva.
Ya antes de llegar al claro del bosque, donde el león estaba sentado en su trono, el burro empezó a gritar:
- "Su Alteza, ¿es cierto que el pasto es azul?".
El león respondió:
- "Cierto, el pasto es azul".
El burro se apresuró y continuó:
- "El tigre no está de acuerdo conmigo y me contradice y molesta, por favor, castígalo".
El rey entonces declaró:
- "El tigre será castigado con 5 años de silencio".
El burro saltó alegremente y siguió su camino, contento y repitiendo:
- “El pasto es azul”...
El tigre aceptó su castigo, pero antes le preguntó al león:
- "Su Majestad, ¿por qué me ha castigado?, después de todo, el pasto es verde".
El león respondió:
- "De hecho, el pasto es verde".
El tigre preguntó:
- "Entonces, ¿por qué me castigas?".
El león respondió:
- "Eso no tiene nada que ver con la pregunta de si el pasto es azul o verde. El castigo se debe a que no es posible que una criatura valiente e inteligente como tú pierda tiempo discutiendo con un burro, y encima venga a molestarme a mí con esa pregunta".
La peor pérdida de tiempo es discutir con el necio y fanático al que no le importa la verdad o la realidad, sino sólo la victoria de sus creencias e ilusiones. Jamás pierdas tiempo en discusiones que no tienen sentido... Hay personas que por muchas evidencias y pruebas que les presentemos, no están en la capacidad de comprender, y otras están cegadas por el ego, el odio y el resentimiento, y lo único que desean es tener la razón aunque no la tengan.
Cuando la ignorancia grita, la inteligencia calla. Tu paz y tranquilidad valen más.   
 
*Aporte: Víctor Nomberto Bazán  

 
 

* Hablemos de Cine, Series de TV, Música y ... algo más



LOS CREDITOS EN UNA PELÍCULA O EN UN CAPITULO DE UNA SERIE
 
Por: Rolando Málaga Vassallo
 
¿Qué son los créditos y qué tan importantes pueden ser?
"Se trata de ese gran listado de nombres que aparecen, generalmente, al final de un filme y en el que figura el nombre de todas las personas, empresas, marcas o instituciones que han tenido algo que ver en la producción, grabación o realización de la cinta.
 
De algún modo, es la ‘firma’ del equipo, aquello con lo que los profesionales le dicen al público ´yo he formado parte de esto´. Al igual que los escritores o los músicos firman sus creaciones, para que se sepa de quién es la obra, mencionando incluso, a ejecutantes, traductores e ilustradores, los cineastas quieren que su trabajo sea reconocido y recordado por los espectadores.

Ese es el objetivo final de los créditos de una película: destacar a todos los que han trabajado en el producto audiovisual. Y aunque parezca algo que está asociado a las películas desde el inicio, lo cierto es que no fue hasta la década de los 70 en que la opción de añadir los créditos al final de la película se estandarizó y se comenzó a llevar a cabo en todas las producciones” (1).

Normalmente en las series de TV no se suele mostrar en detalle todos los créditos referidos a las actividades técnicas involucradas, tal vez por cuestión de tiempo, tan valioso para la publicidad en TV. Y en algunos casos excepcionales no se muestra ningún crédito sino hasta el final de la película, como por ejemplo en algunas dirigidas por Clint Eastwood.

Desde muy niño me ha gustado, siempre, fijarme en los créditos que aparecen en una película o en el capítulo de una serie.  Enterarme de todos los detalles, tanto los técnicos, como los referidos a personas, instituciones que intervienen en un determinado filme. Es más, hasta ahora me quedo sentado en mi butaca, leyendo esos detalles de final de película mientras toda la gente se va retirando del cine, hasta que la sala queda prácticamente vacía, conmigo adentro.

Corría el año 1970, y yo era un adolescente de 14 años que disfrutaba de un episodio de la serie británica “Departamento S”. En dicho capítulo, al inicio de la trama, se veía cómo le lavaban el cerebro a un hombre joven, haciendo que al presentársele después, determinadas situaciones o vivencias, cada una de ellas iba a estimular su cerebro obligándolo a dar diferentes pasos en secuencia, que iban a terminar finalmente con el asesinato de una persona. En el trayecto de esas situaciones se aprecia al protagonista sudando frío y tratando de luchar internamente contra sí mismo, para evitar reaccionar a cada estímulo sin saber, por supuesto, a qué le llevaría ello al final.

Me impresionó mucho la soberbia actuación del joven actor invitado, por lo que esperé al final para leer en los créditos, de quién se trataba. Y ese nombre se quedó grabado en mi memoria por muchos años.

Se trataba de un tal Anthony Hopkins a quien no conocía y quien todavía estaba muy lejos de convertirse en el famoso y gran actor en tan dilatada carrera que hoy reconocemos.

Añado que Sir Anthony Hopkins es incluso ganador del último Oscar de la Academia a mejor actor por su memorable actuación en la película The Father, que de paso recomiendo verla. Y se ha convertido en el actor de mayor edad en ganarlo. Con 83 años cumplidos en ese entonces.

Por si acaso, para quienes deseen saberlo, el episodio al que hago mención, es el décimo tercero de la segunda temporada. Se emitió por primera vez el 21 de Enero de 1970 y se denomina “A Small War of Nerves" o “Una pequeña guerra de nervios" en español (2).

Apreciemos gracias a Youtube un pequeño tráiler de dicho episodio y observen allí a Anthony Hopkins en pequeñísimos fragmentos de su soberbia actuación.

https://www.youtube.com/watch?v=susVnKXCWrc

El episodio completo en inglés lo podemos apreciar en Dailymotion. Aunque esté en idioma inglés, tal vez nos puede permitir observar desde un inicio un poco más de la muy buena actuación de Anthony Hopkins.

https://www.dailymotion.com/video/x4a9w0q
 

Notas:

 

1)   CPA Online, prestigioso centro especializado en formación audiovisual de España:

2)   IMDB (Internet Movies Data Base)

 

 

 
 
 
         
 
 
 
 

*Calidad de vida y salud

Nuestra Edad de Oro
Por Héctor Gerardo Caballero Vera

Desde la perspectiva de mis vivencias profesionales a lo largo de casi 40 años de ejercicio, pienso que es necesario enfocar el tema de salud personal desde un panorama que tenga trascendencia en nuestra vida misma y las expectativas futuras de ella, hasta que tengamos que acudir al llamado de nuestros antecesores.

Desde una perspectiva biológica, todos los seres humanos crecen, experimentan pubertad, maduran y envejecen en el curso de una vida normal y saludable. Si no consideramos las demás etapas de nuestro desarrollo como enfermedades o condiciones que hay que superar, ¿por qué muchas personas, incluyendo renombrados científicos, tratan de enmarcar el envejecimiento como un problema que hay que resolver o una enfermedad que hay que curar?

Desde una perspectiva humanista, la principal respuesta es que el envejecimiento está inextricablemente ligado a la muerte. Aunque las teorías biológicas del envejecimiento son muy persuasivas, la mayoría de los seres humanos no consideran que su único propósito en la vida sea la procreación de la especie. Más bien, los seres humanos suelen desear una vida completa, entendida en los términos del ciclo vital completo. No sólo quieren procrear, sino criar a sus hijos y establecer vínculos con sus nietos. Quieren adquirir sabiduría a través de las experiencias vitales que a menudo sólo se presentan en los años de mayor edad .

La Organización de las Naciones Unidas considera que una persona comienza la tercera edad a partir de los 60 años. Hoy en día existen dos modelos contrapuestos para entender la vejez y sus cambios.  
El primero de ellos es el modelo deficitario, el cual se enfoca en la pérdida de las capacidades biológicas, psicológicas, sociales y culturales que caracterizan la última etapa de la vida que culmina con la muerte.  
El segundo es el modelo más exitoso, que alude al desarrollo específico y positivo de la persona, en el cual la vejez se concibe como una etapa más del ciclo vital, una oportunidad para seguir aprendiendo.  
El concepto de un buen envejecimiento o, por el otro lado, de uno “malo”, está más influido por aspectos psicológicos y sociales que por razones biológicas. Envejecer es inevitable y constituye parte de la función biológica que se debe cumplir como ser humano, sin embargo eso no significa que deba ser perjudicial. El secreto del buen envejecer está dado por la capacidad individual de aceptar y acompañar las inevitables declinaciones, sentirse y procurar ser activo, sentirse querido y necesitado.  
Así como el individuo de mediana edad vive en ocasiones preocupado con el número de años que ha dejado de vivir, el senescente vive más el presente, el aquí y el ahora, gozando intensamente de lo más elemental de las cosas: los colores, las formas o las emociones humanas.
 
Es sabido que la creatividad no declina necesariamente con la edad. Pero lo más importante es saber que la mayoría de los ancianos pueden permanecer productivos y activos durante casi toda su vida. La curiosidad y la capacidad para mostrar sorpresa ante los hechos de la vida son cualidades que ayudan considerablemente a la adaptación en cualquier edad, y mucho más en la vejez.  
 
Algunos de los patrones de comportamientos y pensamiento de personas más felices son:
●    Dedicar tiempo a sus familias y a sus amigos. Al envejecer somos más conscientes   de lo limitado que es el tiempo y lo beneficioso que es compartir momentos familiares y amicales.
●    Sentirse cómodos expresando su gratitud por todo lo que tienen.  
●   Ser optimistas al imaginar su futuro. El pensamiento positivo es clave para la salud mental y el humor.  
●    Saborean los placeres de la vida y tratan de vivir en el presente. Descubrir pasatiempos nuevos o incluso retomar algunos como la lectura, aprender idiomas, o pintar, mantienen activo el cerebro.  
●    Convertir el ejercicio físico en un hábito semanal, y en ocasiones cotidiano. Esto mejora la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza. Además, mejora el humor y la autoestima y es efectivo para reducir los factores de  riesgo de enfermedades cardiovasculares. Caminar, nadar, bailar, la gimnasia y el yoga son diversas alternativas.  
●    Estar profundamente comprometidos con sus objetivos y ambiciones para toda la vida.  
 
Cicerón llamó a la vejez "el otoño de la vida" y ciertamente cada etapa de la vida tiene su propia belleza y sus propias tareas. Hay una madurez digna en el otoño que nos hace descansar y nos invita a reflexionar... una cierta nitidez en el aire y las sombras que centra la mente en lo esencial.
 
Tomar distancia para considerar nuestra vida como un todo puede ayudarnos a ganar perspectiva en cada etapa. En cada etapa de la vida estamos madurando y creciendo y eso no se detiene cuando tenemos 18 o 71 años. Podemos y debemos estar siempre abiertos a nuestro propio crecimiento personal.  
 
Las experiencias adquiridas a través de la vida aportan madurez y conocimiento. A medida que envejecemos, tenemos una mayor sabiduría para los asuntos humanos que cuando éramos jóvenes. Los que ahora consideramos mayores deberían ser vistos como un tesoro para todos nosotros...una fuente preciosa de consejos y orientación. Y más allá de eso, los signos de fragilidad humana que están claramente relacionados con el envejecimiento nos recuerdan nuestra mutua dependencia y conexión con los demás.
  
“Cuán lejos llegues en la vida depende de que seas tierno con los jóvenes, compasivo con los ancianos, comprensivo con los que se esfuerzan y tolerante con los débiles y los fuertes, porque algún día habrás sido todo eso”
— George Washington Carver
A lo largo de las estaciones de nuestra vida seremos todas estas cosas y cada estación traerá consigo diferentes talentos y dones. El talento de un corazón que escucha es uno que crece con la edad y la sabiduría. En nuestra época de intenso ruido, es un don que debemos valorar. Además, los signos de la fragilidad humana también deberían llamar a nuestra compasión y cuidado, ya que esa dependencia es una conexión con nuestra humanidad común y puede sacar lo mejor de lo que somos.

A lo largo de nuestra vida hemos sido testigos de múltiples situaciones que nos han enseñado la importancia de aprender en base a  la experiencia y han sido gratificantes en tanto hemos vivido ocasiones que nos han permitido crecer y avanzar en nuestro largo camino de vida; y han sido traumáticas, tristes o desventuradas cuando hemos perdido aquello que nos llevaba a ser más y mejores personas o la partida de un ser querido.

La conservación de nuestra salud deviene la mayoría de las veces de conservar la paz mental,la paz en el corazón y en el propio espíritu, de saber reír y aprender a reírse de uno mismo (nosotros también somos graciosos ante los ojos de los demás), de saber apreciar el el arte en general (la música, la danza,la poesía,un buen libro, etc, el amor a los demás y el cultivo del amor propio, de tener una buena alimentación con alimentos saludables y nutritivos, en la energía que se irradia de un abrazo sincero dado incluso a la distancia, en la presencia constante de los amigos, que son la familia que elegimos y, en nuestra familia de origen, de donde nace nuestra sangre y nuestro patrón genético, en las bendiciones y los buenos deseos que expresamos con sinceridad y afecto,en las oraciones que elevamos por los demás y por nosotros mismos conversando con Dios Todopoderoso acerca de nuestras debilidades, limitaciones y nuestros propios proyectos, en nuestra propia fe  y en la aceptación que tengamos a los designios de Dios.

Sigan cuidándose queridos hermanos, y que la bendición de Dios nos proteja y nos acompañe siempre en unión de nuestras familias.

           
Héctor Gerardo Caballero Vera
CMP 16703   RNE 7424   RNM 0042  RND 0259


* Página del recuerdo:







2022- Diciembre

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